Nueva Zelanda, una pequeña nación insular del Pacífico Sur, mantiene un entorno político fuerte y estable y una próspera economía local y de exportación. Es un destino de primera clase para crear una empresay sus innumerables relaciones comerciales le dan un amplio alcance internacional.
Por consiguiente, la potencia del Pacífico Sur es un país a observar desde la óptica de la Iniciativa china de la Franja y la Ruta (BRI, por sus siglas en inglés). Según China, Nueva Zelanda podría desempeñar un papel clave en la conexión del gigante asiático con las nuevas influencias de América Latina. Descubre cómo las empresas de América Latina y Nueva Zelanda podrían beneficiarse de este desarrollo proyectado.
Cinturón y Ruta en América Latina – Nueva Zelanda y China
En 2013, el presidente chino Xi Jinping propuso un plan para conectar China con el resto del mundo, denominado Iniciativa del Cinturón y la Ruta. Mediante 1.700 proyectos de infraestructuras e inversión en todo el mundo, China pretende crear vínculos comerciales que la conecten con Europa, el Sudeste Asiático y África.
Originalmente, la Iniciativa de la Franja y la Ruta no incluía a América Latina. Desde enero de 2018, tras una reunión con la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, el gobierno chino se comprometió a incluir a América Latina en la BRI.
Chile y Panamá destacan en la agenda de la BRI
Hasta la fecha, la atención de China en América Latina se ha centrado en Chile y Panamá. Chile y China mantienen un Tratado de Libre Comercio desde 2005. Además, un Acuerdo Complementario sobre Inversiones (ASI) firmado en 2012 prohíbe la discriminación contra las inversiones chinas en Chile. El SAI también protege a los inversores chinos frente a daños y perjuicios. Esto convierte a Chile en un punto de apoyo para que China inicie asociaciones y negociaciones sobre proyectos de desarrollo de la BRI en América Latina.
Para Panamá, los proyectos de infraestructuras de la BRI se centran en la industria marítima. Esto se debe a que los canales de navegación de primera clase de Panamá se consideran un vínculo de conexión clave con América Latina para China. Reforzar las infraestructuras y los canales de transporte en Panamá significa una mayor capacidad de transporte marítimo a través de los océanos Pacífico y Atlántico. Esto hace que el país centroamericano sea estratégicamente vital para el comercio chino en América Latina.
Proyectos de inversión inicial
El presidente chino, Xi Jinping, prevé que, para 2025, las empresas chinas invertirán unos 250.000 millones de dólares en la región.
Para empezar, China pretende construir un cable de fibra óptica que conecte con Chile a través del océano, con un coste estimado de 650 millones de dólares. El Canal de Panamá y otras infraestructuras de transporte de Panamá son también puntos de partida clave para China. En noviembre de 2017, Panamá se comprometió a apoyar las inversiones de China en América Latina en la Franja y la Ruta. El Grupo Landbridge de China comenzó con una ampliación de 1.000 millones de dólares del mayor puerto de Panamá: el Puerto de Contenedores de Colón. En julio de 2018, China invirtió 1.420 millones de dólares en el Canal de Panamá, para construir un puente de 6,5 km sobre el canal que soporta una línea ferroviaria bidireccional y seis carriles para automóviles.
Un estudio de viabilidad sobre el ferrocarril Panamá-Chiriquí determinará también las opciones de China para reforzar su transportabilidad.
Dónde entra Nueva Zelanda
Aunque pequeña en número de habitantes, Nueva Zelanda es un epicentro del comercio internacional en el Pacífico Sur. El país es un firme partidario de los acuerdos comerciales multilaterales, lo que facilita la unión de fuerzas. Su próspera economía exportadora -que ascendió a 79.800 millones de dólares neozelandeses en 2018- neutraliza los escollos económicos atribuidos a la “tiranía de la distancia”.
El entusiasmo de Nueva Zelanda en medio de la conmoción de la BRI en América Latina tiene su origen en lo que se conoce como la propuesta del Enlace del Sur.
El Enlace del Sur promueve Nueva Zelanda como centro de conexión comercial entre América Latina y China. Esta “facilitación del comercio”, como la denomina el Consejo Chino de Nueva Zelanda, aboga por utilizar los conocimientos aduaneros y de transporte de mercancías de Nueva Zelanda para apoyar el comercio bidireccional. El valor añadido para China y América Latina es un flujo de mercancías más fluido entre ambas regiones.
¿Cómo funcionará?
Todavía no se ha definido explícitamente el papel de intermediario de Nueva Zelanda. Funcionarios del gobierno, empresas internacionales y organizaciones facilitadoras están manteniendo conversaciones este año para visualizar la capacidad facilitadora de Nueva Zelanda.
Entre las ideas que se barajan actualmente está la de agilizar el despacho de aduanas de las mercancías que entran en China y en otras economías conectadas por la BRI. Los centros “de avanzada” de Nueva Zelanda en China y América Latina también podrían favorecer la libre circulación de mercancías a través de la nación insular. Un ejemplo de éxito es el centro de Fonterra en Singapur. Este centro de distribución facilita el flujo de productos lácteos neozelandeses hacia los mercados del sudeste asiático.
Beneficios para las empresas neozelandesas y latinoamericanas
El Enlace del Sur es una buena noticia para los exportadores latinoamericanos. La mayoría de las conexiones comerciales de la región con China aún no están formalizadas por acuerdos comerciales. Sólo 3 países han cerrado acuerdos comerciales con el gigante mundial: Chile (2005), Perú (2009) y Costa Rica (2010).
Esto significa que el acceso comercial preferencial con China sigue siendo una novedad para América Latina. Contar con un comerciante asiático experimentado que apoye el flujo de mercancías entre las regiones permite, por tanto, la prosperidad del mercado en América Latina.
Oportunidades para los servicios y el comercio electrónico neozelandeses
Para Nueva Zelanda, las empresas locales tienen la oportunidad de desarrollar un elemento del sector servicios que atienda a este comercio a gran escala. Los servicios de transporte, logística y almacenamiento, en particular, podrían aprovechar el papel auxiliar de Nueva Zelanda en el traslado de mercancías entre regiones.
Otro ejemplo de impulso al comercio neozelandés es el potencial de aumento de las transacciones de comercio electrónico con América Latina. A medida que salgan de los puertos neozelandeses envíos más grandes y regulares, las mercancías de exportación tendrán más posibilidades de aprovechar la peregrinación del Pacífico Sur.
La Iniciativa de la Franja y la Ruta diversifica la inversión que recibe la región y ofrece a los países latinoamericanos la oportunidad de estar conectados con importantes socios comerciales y regiones a las que antes les resultaba difícil llegar. Nueva Zelanda tiene la oportunidad de desempeñar un papel clave en la mejora de esa conectividad comercial, y participar en el éxito económico resultante.
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