Teléfonos inteligentes, casas inteligentes, carreteras inteligentes y ahora ciudades inteligentes: la revolución “inteligente” se ha apoderado de la atención mundial. Con el uso de big data, conectividad e internet, las ciudades se están convirtiendo en reflejos de las personas que las habitan, creando un espacio más habitable y eficiente para vivir. Los subsectores de las industrias tecnológicas emergentes de América Latina se están incorporando a las matrices de toda la comunidad.
Un estudio de las Naciones Unidas predice que el 68% de la población mundial vivirán en entornos urbanos en 2050. La inversión gubernamental en investigación y desarrollo es crucial en este momento, para adelantarse a la inevitable actualización del rendimiento urbano.
Echamos un vistazo a las características de la innovación y las iniciativas de las ciudades inteligentes en América Latina, y cómo las empresas pueden adelantarse a la curva invirtiendo ahora en esta industria.
¿Qué es una ciudad inteligente?
Las ciudades inteligentes incorporan las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) para aumentar la eficacia de los servicios urbanos, al tiempo que mejoran el bienestar de los ciudadanos. Se utiliza una amplia gama de aplicaciones TIC para reducir costes y el uso de recursos, así como para aumentar la comunicación entre el gobierno y los ciudadanos.
No todos los países tienen la misma visión de las ciudades inteligentes. Algunos proponen ciudades totalmente nuevas y autónomas en sus territorios, mientras que otros pretenden incorporar nuevas tecnologías a una ciudad ya existente. Independientemente de lo pequeña que sea la iniciativa, se calcula que la industria de hacer los espacios urbanos más habitables y eficientes tiene un valor de 1.000 millones de euros. 1,5 billones de dólares para el año 2025.
Las ciudades inteligentes alteran los patrones de consumo
La eficiencia y la sostenibilidad están en el centro de la ideología de la ciudad inteligente. El consumo de gas, electricidad y agua puede evaluarse para determinar el potencial de sustitución sostenible, tanto a nivel microeconómico como macroeconómico. Esto ayuda tanto a los habitantes como a las empresas a reducir individualmente su huella de carbono, a la vez que proporciona datos al gobierno sobre los hábitos civiles.
La recopilación de datos sobre hogares y empresas puede cambiar la forma en que los gobiernos enfocan su agenda de políticas públicas, el comportamiento de las importaciones y exportaciones, y también la forma en que consideran las emisiones de carbono. Conocer, más que estimar, el uso que hacen de los recursos naturales ha permitido a ciertos gobiernos planificar sus niveles de consumo futuros y encontrar fuentes de energía alternativas.
Gestión de residuos
La gestión de residuos respetuosa con el medio ambiente también es algo a lo que ha contribuido la tecnología inteligente. Recogida, separación, transporte y tratamiento son las áreas clave que las ciudades inteligentes han aislado, para desglosar el proceso y hacer individualmente cada área más ecológica y eficiente. La simple alerta que aparece en la pantalla de un gestor de residuos cuando un contenedor está lleno permite vaciarlos antes de que rebosen. Esto también permite a los gestores de residuos cuantificar con precisión la cantidad de residuos de vertedero y de reciclaje de plástico que produce una comunidad.
Cada año, las ciudades inteligentes suben el listón de las normas, incorporando nuevas tecnologías y prácticas en su lucha diaria por reducir su huella de carbono.
Bienestar y estado de ánimo
Además de mejorar el hábitat medioambiental que las rodea, las ciudades inteligentes pretenden mejorar el bienestar de sus ciudadanos. Numerosos estudios han demostrado que los entornos urbanos pueden tener efectos negativos en el bienestar humano, tanto mental como físico. Se ha demostrado que las afecciones y trastornos relacionados con la ansiedad y el estrés aumentan en las zonas densamente pobladas. Las pruebas de que las ciudades con altas emisiones de carbono causan problemas de salud están muy extendidas.
Sin embargo, gracias a la inversión en investigación y en iniciativas de infraestructuras experimentales, se está extendiendo el conocimiento sobre cómo mejorar el bienestar de los ciudadanos, tanto desde el punto de vista físico como mental.
Invertir en eficiencia económica
Las ciudades inteligentes producen eficiencia económica a largo plazo, validando la inversión inicial en desarrollo urbano. La inversión inicial en las ciudades inteligentes es grande, ya que incorpora una amplia investigación inicial, la fabricación de nuevas tecnologías y la infraestructura. Sin embargo, está demostrado que las ciudades inteligentes empiezan a producir resultados económicamente beneficiosos una vez que se han puesto en uso los datos recogidos.
Por ejemplo, unas simples técnicas de examen de la proporción de ciudadanos que reciclan el aluminio por separado del cartón pueden ahorrar al gobierno millones a largo plazo. Se trata de cotejar los hábitos individuales en datos, para luego utilizarlos para demostrar y analizar las macrotendencias en el conjunto de la sociedad.
Gobernanza inteligente: incorporar el análisis de datos
La gobernanza inteligente es el acto de interpretar los datos para ayudar a dirigir el camino a seguir por las políticas e iniciativas gubernamentales. Leyendo y respondiendo a los datos recogidos por la tecnología inteligente en la ciudad, un gobierno puede comprender mejor los hábitos de sus ciudadanos. Dinamarca es un ejemplo destacado en la aplicación eficaz de la obtención de conocimientos clave a partir de los datos recogidos por la comunidad.
Oportunidades de negocio en América Latina
Las oportunidades que se derivan de la construcción de ciudades inteligentes y de la mejora urbana en general son enormes. Se espera que la construcción, la inteligencia artificial, la fabricación de tecnología, el sector inmobiliario y otros innumerables mercados crezcan con la investigación y el desarrollo de las ciudades inteligentes.
Actualmente, todas las ciudades latinoamericanas obtienen resultados bastante bajos en el índice de ciudades inteligentes, siendo Sao Paulo la más “inteligente”, seguida de cerca por Ciudad de México.
Con el lento declive de las industrias de recursos naturales en América Latina, los gobiernos están invirtiendo más en inteligencia artificial e industrias de fabricación tecnológica. In addition to this, Huawei’s renewed interest in the region and the announcement of the iniciativa del Cinturón y la Ruta que se está desplegando en América Latina refuerza la idea de que la tecnología y la IA están en el horizonte de los mercados latinoamericanos.
Con una mayor inversión en tecnología e innovación, las ciudades latinoamericanas adoptarán los conceptos de ciudad inteligente por ósmosis. Las empresas que trabajan en los ámbitos de la sostenibilidad, la tecnología y la innovación o la digitalización se beneficiarían enormemente de comprometerse con las iniciativas de urbanismo latinoamericanas, y de posicionarse como proveedores tempranos y punteros para los gobiernos que refuercen su capacidad de ciudades inteligentes.
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Las ciudades inteligentes se están trasladando a las poblaciones urbanas de América Latina, y las empresas deberían considerar cómo podrían expandirse a esta región para prepararse para la inminente adopción tecnológica masiva.
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